Nadie quiere que triunfes

Mucha gente ha buscado y analizado a personas exitosas como Steve Jobs, Michael Jordan, Bill Gates, Rafa Nadal… buscando eso que tienen en común y que les hace marcar la diferencia. Yo no voy a hacerlo, puesto que seguro que hay análisis en libros o internet mejores de los que yo pueda realizar.

Lo que sí quiero decirte, es que nadie quiere que triunfes. ¿No me creéis? Pensadlo por un momento. Vivimos en la sociedad del postureo, en esa en donde el que tiene más “Me gusta” en Instagram es el más guapo/a, el que tiene más seguidores en Twitter más popular, el que vende más libros mejor escritor, el que vende más discos mejor músico, el que tiene más dinero mejor persona y el que cobra más por jugar a fútbol mejor futbolista. Una sociedad donde un amigo humilla a otro en su cara para hacer de reír a terceros. Donde primero todo el mundo te ridiculiza cuando le hablas de una idea, diciéndote que no eres capaz de conseguirlo, donde cuando consigues un poco de éxito le llaman suerte  y donde después te preguntan cómo lo conseguiste, dándote palmaditas en la espalda diciéndote que siempre creyeron en ti. Una sociedad donde la gente presume a todas horas de sus logros y hasta mienten sobre ellos con tal de poder impresionar a los demás.

¿Sigues pensando que no llevo razón?

“Habla poco cuando pierdas, aún menos cuando ganes”.

Anónimo

Esta cita es un claro reflejo sobre la idea que quiero transmitir. ¿Cuántas veces te han dicho “te lo dije”? , donde yo leo entre líneas “soy más listo que tú, puesto que no lo he intentado y no he fracasado”. En esta sociedad te transmiten que el fracaso está mal, se burlan de ti cuando fracasas en algo que intentas, y encima te lo recuerdan constantemente. La gente prefiere poner a alguien por debajo de ella para sentirse bien, antes que ponerse por encima a través de sus actos. ¿Cómo se llega al éxito sin fracasar?

«No he fracasado, sólo he encontrado 1000 formas que no funcionan».

Thomas Edison

No tiene mérito conseguir una victoria en esa batalla que todo el mundo gana. Ni tampoco aprobar un examen que todo el mundo aprueba. Ni ganarle al equipo de fútbol más malo del mundo. Si no hay riesgo, probabilidades muy altas de fracasar, no hay mérito. Ninguno. Lo que tiene mérito es conseguir aquello que nadie consigue. Ser capaz de lo que otros sólo sueñan. Arriesgarse. Levantarse a base de orgullo de cada caída y volver a intentarlo sin miedo a volver a caer.

Quiero que te preguntes algo: ¿Cómo te sentirías si dieses el 100% para aprobar un examen y sacases un 5, mientras el resto de la clase sacasen todos un 10? Ya te lo digo yo, como una mierda. Por eso nadie puede desear que a todo el mundo le vaya mejor que a sí mismo. Como máximo pueden desear que a los demás les vaya casi igual de bien que a ellos.

Sólo tus padres, tus hermanos/as, tu pareja y tus cuatro o cinco mejores amigos quieren que triunfes. Sólo estas personas se podrían alegrar sinceramente de que a ti te vaya mejor que a ellos. Y no siempre ocurre, a veces ni eso. Nadie desea ver a otro por encima de él o ella. Ni tú tampoco. Ni yo. Yo sólo me alegraría sinceramente del éxito de otras 8 ó 9 personas en el mundo, el resto no les deseo que les vaya mal, pero tampoco les deseo que les vaya mejor que a mí. Puedo parecer egoísta, pero soy sincero.

No sé dar una definición universal sobre lo que es el éxito, cada uno tiene que definir lo que entiende por éxito, pero lo que sí sé, es que el éxito se basa en esos tres segundos en los que tienes delante la oportunidad de luchar por conseguir eso que provoca que no seas feliz, y tienes que decidir entre dar un paso adelante o dejarte llevar por tus miedos mientras notas los primeros temblores, los primeros pensamientos de “déjalo para mañana” y los “no estoy preparado” que te convencen para que seas un fracasado un día más. ¿Cuántos días sumas de dejarlo para mañana? El que inventó los momentos perfectos fue alguien que se cagó en los pantalones de miedo cuando el tren al que estaba esperando abrió sus puertas.

“No siempre necesitas un plan. Hay veces que lo único que necesitas son cojones”.

Álvaro Reyes

En mi opinión la clave del éxito es quererlo, desearlo. Tener un algo dentro de ti tan fuerte que sólo veas el éxito. Eso que va a callar los «no estás preparado», «déjalo para mañana» y demás pensamientos negativos que hacen que no luches por tus sueños. 

– ¿Por qué lo deseas tanto?

– Porque me dijeron que no lo conseguiría.

Hombres de honor (2000)

¿Te imaginas que fuese un fracaso cada vez que envías tu currículum a una empresa y no te llaman? ¿O que cada vez que suspendieses un examen pensases que tú no vales para estudiar?

Tenemos que perder el miedo a intentarlo. Al ridículo. Al que pensarán y a las burlas de los demás. Realmente… ¿Cuántos años de vida tenemos para conseguir nuestros sueños?

Supongamos que vivimos unos 75 años de media, por ejemplo. De estos 75 años, considero que en los últimos diez quizás es un poco tarde para cumplir muchos sueños, por lo que en este aspecto los doy por perdidos. De los sesenta y cinco años restantes, 22 los gastas durmiendo (8 horas al día) y realmente hasta los 18 años nos tenemos que preparar para el futuro estudiando, lo que restándole las horas de sueño nos quita otros 12 años. Después, desde los 18 años hasta los 65 tenemos que trabajar una media de 8 horas diarias, lo que nos quita otros 16 años de vida.

Esto nos deja la siguiente conclusión:

75 – 10 – 22 – 12 – 16 = 15 años

Tenemos 15 años enteros para luchar por lo que queremos. Piénsalo… ¿Merece la pena tener miedo a esas personas que están deseando que fracasemos para recriminárnoslo? ¿Merece la pena en general tener miedo?

Foto de Brian, tomada de Flickr.com


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9 comentarios en “Nadie quiere que triunfes”

  1. El miedo es nuestro mayor enemigo, nos hace cuestionarnos todo. Nos educan para que no nos lancemos, para que seamos prudentes, para que vayamos a lo seguro y cuando alguien tiene éxito nos preguntamos qué fue lo que hizo. Justo lo contrario de lo que se esperaba que hiciera.
    Muy buena reflexión. Hay que ir a por todas.

  2. Una reflexión interesante, puede que haya bastante de cierto. No sé donde leí un artículo que hablaba sobre «el perdedor», aquel que siempre siente envidia ante el bien ajeno. Quizá vivamos en una sociedad donde abunde ese sentimiento. Un saludo.

    1. Estoy totalmente convencido de ello. Vivimos en una sociedad con mentalidad de perdedores, de odiar antes que animar, y sobre todo, de intentar ponernos antes por encima de otras personas con nuestras palabras que con nuestros hechos.

  3. Pingback: Versatile Blogger Award – Corazón tintado.

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