Próxima parada: Nuevos Ministerios.
Se abren las puertas.
Apareces.
Te colocas a un metro de mí, agarrándote a la misma barra que yo. Mi mano un poco encima de la tuya. Calor. La tuya atrae a la mía como un imán. Siento la necesidad de quitarme la americana. Tengo que dejar de leer y sacar el móvil para escribirte. Ojalá para hablarte. Llevas el pelo recogido de forma sencilla, un abrigo negro igual de sencillo y cara de recién levantada, y aun así estás tan guapa…
Próxima parada: Santiago Bernabéu.
Tienes prisa. Te pones enfrente de la puerta. ¿Por qué? No te vayas, te lo grita mi mano y sus ganas de entrelazarse con la tuya. Mi mirada y sus ganas de que me mires. Mi silencio, yo, y las ganas de que sepas que estoy a medio metro de ti. Adorándote.
¿Así juegas tú? Te subes para una sola parada, me enamoras y te vas…
¿Y si antes de bajar te toco tímidamente el hombro y te pido que leas esto?
¿Y si mando a la mierda el trabajo bajándome yo también del metro, te cojo de la mano y te planto un beso?
¿Y si me hubiese replanteado esto cuando tu mano seducía a la mía, y no a tres paradas?
Próxima parada: Plaza de Castilla.
Mañana a la misma hora, bonita.
Prometo intentarlo…
Foto de Ronsel, tomada de Flickr.com
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