Año 2072. Eres un anciano, ya no puedes hacer la actividad física que podías cuando tenías 20 años. Quizás te falle la vista, la memoria, el oído. Quizás todo. Pero esto no es lo importante.
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Lo importante es ese momento en el que estás sentado en tu sillón, sabiendo que se ha pasado tu vida y haces memoria. Por tu cabeza se pasan todas las veces que no has hecho algo por miedo, todas las espinitas que tienes clavadas en tu corazón, que no están de forma literal pero duelen como tal.
Y se te cae una lágrima, no querías que saliera pero se te escapa. Seguramente has tenido una vida feliz, pero no puedes evitarlo, se escapa. Se escapa porque llevas toda la vida arrepintiéndote de esos momentos en los que tuviste que dar un paso al frente, decir: «Aquí estoy yo» y coger el toro por los cuernos. Pero te quedaste callado y quieto, y pasó ese tren.
“Da igual, hay más trenes”. Una mierda. Ese tren no volvió, y lo peor es que seguiste dejando pasar los siguientes con la misma excusa. Llegó un momento en el que te diste cuenta de que eras demasiado viejo para coger ese tren. Y te rendiste. Un sueño más, frustrado. Uno más a la lista.
Ahora lo entiendes. Daba igual lo que pensaran los demás. El miedo eran estúpidas excusas que te impedían hacer lo que quieras. Has cumplido muchísimas metas, pero no todas las que te gustarían a lo largo de tu vida y ya es tarde.
Pero hay algo bueno en todo esto…
No es el año 2072, es el 2015. Estás en la plenitud de tu vida, en tu mejor momento. Eres un/a joven preparado/a y con ganas de comerse el mundo, y en tu mano está poder incluso pasar a la historia. Estás lleno de sueños y con ganas de cumplirlos. ERES CAPAZ DE TODO.
En tu mano está como llegarás al 2072, yo sólo te pido que no tengas miedo.
”Luchad y puede que muráis. Huid y viviréis, un tiempo al menos. Y al morir en vuestro lecho, dentro de muchos años, estaréis dispuestos a cambiar todos los días desde hoy hasta entonces, por una oportunidad, sólo una oportunidad, de volver aquí y matar a nuestros enemigos”.
(William Wallace en Braveheart, 1995)
Foto de Cristian Iohan Ştefănescu, tomada de Flickr.com