Según se iban acercando los días, tenía nervios y ganas a partes iguales. Supongo que el pico más alto de emociones fue cuando me bajé del taxi, justo enfrente de la puerta del local, y vi a una chica que esperaba en la calle con mi novela en la mano. Ahí me di cuenta de que no era ninguna broma o sueño. Había llegado el gran día. Todo era real.
El corazón comenzó a latirme como hacía tiempo que no lo hacía. Me daba vergüenza acercarme, pero sabía que lo mejor era hacer de tripas corazón, así que fui hasta ella y me presenté. Era Esther, una chica que me ha apoyado desde siempre y que se leía la novela desde los tiempos en que la publicaba gratis a través del correo y de Wattpad. Una de esas personas por las que «Perdona, ¿tienes fuego?» está hoy en papel.
Cuando llegué, aún faltaba casi media hora para empezar la presentación. Entramos en el local ella, Laura (mi novia), Aure (la mejor prima del mundo) y yo. El local estaba casi vacío, salvo por Marisol ―a la que nuevamente le doy las gracias por todo el trato y las facilidades que me dio su local: El dinosaurio todavía estaba allí― y alguna pareja que estaba tomando algo. Me pedí una copa de vino y Marisol nos invitó a que entrásemos a la sala donde iba a ser la presentación para que fuéramos preparando todo. Desde allí, poco a poco y sin soltar mi copa de vino, vi que iba llegando gente. Una pareja, un grupo de tres amigas, otro par de chicas solas, otra pareja, otro grupo por aquí, otras tres personas por allá… Cuando me di cuenta, habían venido unas 30 o 32 personas y la sala se veía completamente llena.
Nervios. Muchos nervios. Aunque supongo que estos llegaron a su punto más alto cuando cogí el micro y dije «probando, probando» y todo el mundo se calló para escucharme.
Esperé cinco minutos más por si faltaba alguien, me pedí otra copa de vino, y empecé.
Al principio, durante mi introducción a la presentación, me costaba hablar de manera fluida y mirando al público. Después le cedí la palabra a Elvira, escritora del blog «Compartiendo Macarrones», que pudo sacar una hora en el día de su cumpleaños para acompañarme en un momento tan importante para mí. Después de cantarle el cumpleaños feliz y, sobre todo, después de las cosas tan bonitas que dijo sobre mí, me sentí más tranquilo.
Tras la breve introducción y las palabras de Elvira, la presentación se dividió en tres partes:
1º Varias preguntas que me fue haciendo Aure a modo de presentadora.
2º Más preguntas, pero esta vez por parte de los asistentes.
3º Por último vino mi parte favorita, esa en la que os conozco en persona y provocáis que me muera de vergüenza cuando me pedís que os dedique el libro y una foto.
Poco a poco me fui gustando. Me desnudé, emocionalmente hablando, y contesté a todas las preguntas con sinceridad. También me di cuenta de que los nervios desaparecían según iba dejando a un lado la imagen correcta de escritor que un principio pretendía dar y era más yo, con mi acento, con mi manera de hablar y mis expresiones. Cada vez que decía alguna gracia o contaba alguna anécdota divertida y os reíais, conseguías que me creciese y que ganase en seguridad. Diría que hasta le cogí gusto al micro.
Aunque lo más bonito, sin ninguna duda, fue al final cuando veníais hacía mi mesa para que os firmara la novela.
«GRACIAS POR ACOMPAÑARME EN LA PRIMERA PRESENTACIÓN DE MI PRIMERA NOVELA».
Todas las personas que me arropasteis el jueves, desde ese momento, sois amigos para mí por ello.
GRACIAS.
Si te ha gustado esta entrada, mi novela: “Perdona, ¿tienes fuego?” te va a encantar. Te puedo adelantar que el prólogo es de Defreds, y también que he escrito la novela que me gustaría leer. Su género es una mezcla de romántico, erótico, reflexivo, motivacional, dramático y crítica social. Está compuesta por cincuenta y seis capítulos cortos en los que voy a remover todas las vivencias de tu vida, tus mejores y peores recuerdos, y, en ellos, te voy a hacer que reflexiones sobre cada decisión que has tomado hasta ahora. Puedes leer más sobre ella pinchando aquí.
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