Sí, soy yo. ¿Cómo te va todo? Hoy no sé porque me has venido a la cabeza. Curioso, porque precisamente, nuestra amistad está llena de muchos “no sé”. No sé porque nos distanciamos, y eso que he intentado averiguarlo, no sé porque si te hablo me tratas con la mayor de las indiferencias, y no sé porque pese a que no me quieres ver ni en pintura no soy capaz de guardarte rencor, me sigo acordando de ti y me gustaría recuperar la amistad, o en el peor de los casos, el contacto.
Lo que sí sé, es que te echo de menos. He podido hacer mi vida sin ti, y podré seguir, pero te echo de menos. Son muchos los recuerdos y vivencias que hemos tenido juntos, y no te voy a engañar, me encantaría que nos tomásemos unas cervezas y rememorásemos tiempos pasados. Saber algo más de ti que lo que publicas en Facebook. Pero es tu decisión.
Ha pasado ya un poco tiempo, y en estos últimos meses yo he cambiado, como tú, como todos. Es normal intentar convertirte en mejor persona en busca del mejor futuro posible. Pero tranquilo, que aun así, sigo siendo el que se ríe con la mínima tontería, al que le encantan las fotos haciendo el tonto, el que no puede rechazar una tarde de cervezas y partidos al FIFA, y al que le apasiona jugar a los cocineros cuando llegó de fiesta con unas cuantas copas de más. Como solíamos hacer siempre, juntos.
No soy de los que piensan que las personas ocupan huecos que se pueden remplazar, sino que cada persona que interactúa con nosotros nos deja algo para siempre. Yo soy feliz, tengo mis proyectos y gente que me quiere. Espero que como tú. Pero me gustaría volver a saber de ti.
Sin más, espero que te vaya bien.
Un abrazo y ojalá nos veamos algún día.
Tu viejo amigo
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